
La belleza y la experiencia de la belleza son algo muy atractivo y a la vez muy personal. Además, es muy conocida la propuesta de la belleza como camino hacia Dios, creador de todas las cosas y, por ende, de toda belleza. Sin embargo, es un pensamiento bastante extendido que se trata de una cuestión para estudiosos, para sensibilidades artísticas, etc., que poco importa para la vida diaria. Y, sin embargo, la belleza es para todos, pues Dios es el creador de todo. Estamos hechos para la belleza, y la belleza tiene una estrecha relación con la felicidad.
El subtítulo del libro Defensa de la belleza, refleja la intención del autor al escribir su obra: Qué es y por qué importa. En ella, se procura que el lector abra los ojos del entendimiento para la belleza que se encierra en todo lo que nos rodea. Ayuda a reflexionar y a descubrir la belleza de la naturaleza, de la música, del arte y la arquitectura y, sobre todo, para admirar la belleza de Dios. Una introducción general a la belleza es el primer paso, para considerar después la belleza creada por el hombre y terminar con la belleza y lo sobrenatural. Para terminar, se propone un sugerente paralelismo entre la belleza y el humor.
Quizás una lectura provechosa del libro requiere una cierta formación intelectual previa. En cualquier caso, se trata de una lectura muy sugerente, que podría servir como lectura espiritual. Se propone una consideración de la belleza, no sólo metafísica y/o estética, sino que desciende a consideraciones prácticas, tanto humanas como sobrenaturales, que pueden dar luces nuevas en aspectos ya conocidos de la vida cristiana: el descubrimiento de la belleza, con el consiguiente atractivo y felicidad, de los afanes nobles, grandes y pequeños, de la vida cotidiana, de un trabajo bien hecho, etc. El autor, casado y con cinco hijos, es doctor en Teología y profesor de Teología en la Universidad de Mount St. Mary, Maryland (USA).