
Como una llamada de atención a quienes están a la defensiva de los valores culturares que han sido la base de Occidente, Kreeft escribe este provocador libro en el que llama al esfuerzo de los cristianos para no desalentarse en su deseo de vivir esos valores en un mundo que parece ahogar ese ideal por el empeño de la cultura dominante. Es hora, dice Kreeft, de que la gente normal se rebele; concienciar de la batalla en la que vivimos, queramos o no, y disponer de las armas necesarias es el objetivo de este libro, que no deja indiferente. Repasa la importancia de las convicciones y de saber fundamentarlas para exponerlas con agilidad y fundamento.
El libro es breve y directo; no es un código a seguir, sino un aviso para no perder la identidad cristiana que durante siglos ha tenido, en mayor o menor medida, occidente. Si no fuera así, llegaría un día en el que fuera difícil revertir una cultura de muerte que se va extendiendo. La forma de dar esa batalla cultural es diversa; el término cultural aleja cualquier idea violenta. Se trata de ver como cada persona reacciona, que a veces es defender la dignidad de las personas y su libertad.