En el marco de la edición crítica de las obras completas de san Josemaría Escrivá de Balaguer, se publica este segundo volumen de sus Cartas, que recoge las numeradas del 5 al 8. Son escritos dirigidos a los fieles del Opus Dei, en los que, con cierta extensión, trata, como fundador, de aspectos del espíritu de esa institución de la Iglesia. El tono, sin embargo, es familiar y de confianza, de ahí la denominación de “Cartas”. El autor va pasando de un tema a otro, sin seguir un esquema rígido y explica expresamente que “al dirigiros estas cartas, hijas e hijos míos, no pretendo nunca hacer un tratado. Escribo con la sencillez y con el calor de corazón, que pone un padre o una madre cuando habla a sus hijos: no os extrañe, por tanto, que, en la misma carta, con un evidente desorden, trate en distintas partes de facetas diversas de los mismos asuntos y que, a veces, os parezcan repeticiones” (Carta n. 7, n. 25c).
La primera Carta recogida en este volumen, la n. 5, trata sobre las actividades apostólicas en el campo de la educación y la enseñanza. Los fieles laicos participan en la misión evangelizadora de la Iglesia, por ser “miembros vivos de la Iglesia de Dios”, también cuando trabajan en actividades de orden temporal. San Josemaría desea recordar “la necesidad urgente de que hombres y mujeres -con el espíritu de nuestra Obra- se hagan presentes en el campo secular de la enseñanza: profesión nobilísima y de la máxima importancia, para el bien de la Iglesia (…) y también para la vida de la sociedad civil” (n. 3c). El modo de realizarlo es con mentalidad laical, personal responsabilidad de cada uno, que realiza su trabajo en instituciones públicas o privadas, sin comprometer a la jerarquía de la Iglesia ni constituir una actividad eclesiástica. En este contexto, prevé la existencia de centros de enseñanza dirigidos por fieles laicos, como un apostolado corporativo del Opus Dei, y se detiene en algunas de sus características (amor a la libertad, atención a las familias de los estudiantes, labor abierta a todos, etc.). Finalmente, trata también de las residencias universitarias.
La Carta n. 6 trata de algunos rasgos característicos del espíritu del Opus Dei y de su misión evangelizadora, al servicio de la Iglesia. San Josemaría desea mostrar las raíces evangélicas del espíritu que predica y su semejanza con la vida de los primeros cristianos. En ese contexto, señala también las diferencias con otros carismas en la Iglesia y recalca la secularidad. En la visión del fundador, un fiel del Opus Dei no se distingue de los demás cristianos corrientes y procura poner a Jesucristo en la cumbre de las actividades humanas, mediante el trabajo, que es medio de santificación, y su apostolado personal. Para eso, necesita llevar una vida contemplativa, que da lugar a una “unidad de vida” o coherencia cristiana.
La Carta n. 7 recoge experiencias y orientaciones sobre el apostolado de los fieles del Opus Dei con jóvenes (la obra de san Rafael, como la llamó el fundador, recordando la historia bíblica del libro de Tobías). Esa labor se propone ofrecer formación humana y cristiana a los jóvenes, favoreciendo la piedad personal y proporcionando una firme preparación doctrinal. De este modo, facilita el encuentro personal y el seguimiento de Jesucristo. Algunos de esos chicos y chicas escucharán también la llamada de Jesús a una vida de entrega vocacional: por eso, la obra de san Rafael es también un semillero de vocaciones. El fundador proporciona sugerencias e indicaciones prácticas para desarrollar actividades como los cursos de formación, la catequesis, las visitas a personas pobres o necesitadas. Trata también de actividades de apostolado corporativo, como residencias o centros de enseñanza.
La Carta n. 8 se refiere al espíritu de servicio a la Iglesia que debe caracterizar la vida de los miembros del Opus Dei: “La única ambición, el único deseo del Opus Dei y de cada uno de sus hijos es servir a la Iglesia, como Ella quiere ser servida, dentro de la específica vocación que el Señor nos ha dado” (n. 1a), afirma el fundador y, a continuación, explica algunas características distintivas que ha de tener ese servicio, deteniéndose especialmente en el amor a la libertad, y en el carácter secular y laical con que se desarrolla. Trata también de la rectitud de intención, de la compenetración entre vida profesional y vocación sobrenatural, de la humildad personal y colectiva y el rechazo del secreto. A lo largo del documento, san Josemaría alude también a incomprensiones que sufrió por parte de personas que no comprenden el espíritu de libertad o la mentalidad laical, quizá como consecuencia de prejuicios de tipo clerical.
La edición crítica, preparada por Luis Cano, contiene algunas anotaciones aclaratorias. En los pocos casos en los que ha debido tomar decisiones de crítica textual de más relieve, da cuenta oportunamente de los motivos. El volumen contiene también un índice de textos de la Sagrada Escritura, un índice de nombres y un índice de materias.