
El reconocido poeta y ensayista tinerfeño, Carlos Javier Morales, proporciona en este libro un brillante análisis, con la necesaria perspectiva histórica, de una realidad nueva (conviene subrayar este adjetivo), en la Iglesia y en el mundo, el Opus Dei.
Y como nada hay más moderno que lo nuevo, la novedad que este libro entraña procede de la propia reflexión vital y testimonial que el autor hace del fenómeno teológico y pastoral de la Obra. Reflexión que, sin duda, se ve acrisolada por su experiencia de lo que ha visto, oído y vivido, durante más cuarenta años, como fiel del Opus Dei. En este sentido, es interesante resaltar cómo Morales recoge lo que han contado las primeras vocaciones a la Obra, que él ha escuchado en diversas tertulias y reuniones.
En mi opinión, las dos grandes aportaciones de este libro son:
- Tanto el Opus Dei como su mensaje no solo eran nuevos sino que siguen siéndolo.
- La esencia del Opus Dei es la secularidad: cada fiel es completamente libre y responsable de todos y de cada uno de sus actos ante Dios y ante los hombres.
Precisamente, por esa secularidad, ningún fiel de la Obra representa al Opus Dei y, mucho menos todavía, a la Iglesia. La meditación, explicación y síntesis que Morales hace de la secularidad me parece particularmente brillante. De hecho, la comprensión teológica y pastoral de la secularidad, de la santidad en medio del mundo, en suma, del Opus Dei, no se ha llevado a cabo todavía en muchos ambientes tanto civiles como eclesiásticos. En ocasiones, puede resultar un tópico hablar del Concilio Vaticano II como caja de resonancia de la responsabilidad del laicado en la santificación de las realidades temporales, pero esta llamada no ha calado todavía, con la suficiente profundidad, ni en la sociedad civil ni en la eclesiástica.
El lector contemplará que el camino del Opus Dei está jalonado de incomprensiones y dificultades, pero también podrá deducir que todas ellas proceden de que no se ha entendido la secularidad. Porque, los ministros de Franco del Opus Dei ¿fueron elegidos porque eran del Opus Dei o porque eran competentes profesionales? o los fieles del Opus Dei ¿sacaron las cátedras universitarias porque eran del Opus Dei o porque sus conocimientos les hacían merecedores de ellas? o Joaquín Navarro Valls ¿fue elegido portavoz de la Santa Sede porque era del Opus Dei o porque era un excelente periodista? Creo que estas preguntas se contestan solas.
Concluye Morales su brillante ensayo con un apartado titulado la asignatura pendiente. En efecto, se trata de hacer cada vez más inteligible y más comprensible la secularidad. La secularidad, esa es la cuestión.