Atreverse a decidir

[Atreverse a decidir]
Año: 
2018
Género: 
Público: 
Tags: 
Editorial: 
Rialp
Ciudad: 
Madrid
Año de publicación: 
2018
Páginas: 
208
Valoración moral: 
Género: Pensamiento
Sin inconvenientes.
Requiere conocimientos generales en la materia.
Lectores con formación específica en el tema.
Presenta errores doctrinales de cierta entidad.
El planteamiento general o sus tesis centrales son ambiguos o se oponen a las enseñanzas de la Iglesia.
La obra es incompatible con la doctrina católica.
Calidad literaria: 
Recomendable: 
Transmite valores: 
Contenido sexual: 
Contenido violento: 
Lenguaje vulgar u obsceno: 
Ideas contrarias a la doctrina de la Iglesia: 
La calificación de las distintas categorías proviene de la opinión de los colaboradores de Delibris

En un mundo donde la cultura reinante huye del compromiso es un acierto brindar una obra que invite a superar el miedo, la inseguridad y la desconfianza a través de decisiones personales. Proporciona conocimientos teóricos y prácticos para aprender a ser protagonistas de la propia vida. En el fondo es una invitación a emplear la libertad para lo que está hecha, para lograr la felicidad propia y de los demás. 
Es un libro políticamente incorrecto y al mismo tiempo antropológicamente necesario para orientar bien la existencia y servir de brújula a quienes están desorientados. Decidir es un arte. Requiere reflexión sobre lo que se va a hacer y sobre cómo se va a hacer. Si la persona logra arriesgar será fruto maduro de sus decisiones bien ponderadas. En el caso de los creyentes un medio imprescindible es pedir la ayuda de Dios.

Además de exponer los pasos para una decisión correcta este ensayo contiene una gran variedad de ejemplos y casos de la vida real extensamente desarrollados que ilustran en la práctica las ideas que sugiere. Algunos son de personajes ilustres y otros de seres humanos corrientes con los que el lector se puede identificar. Está estructurado en tres partes. Vencer el miedo. Armarse de valor. Decidir con sensatez. El contenido se basa principalmente en la experiencia. Una idea de fondo que ilumina toda la exposición es que el miedo siempre existe por lo que hay que conquistarlo continuamente. Quien lo hace, sale de la mediocridad y del conformismo y forja su biografía como una aventura que apasiona. El miedo por su intensidad, puede llegar a bloquear la mente y paralizar la voluntad. Se trata de entender que eso es algo instintivo. Se puede disminuir pero no eliminar del todo. Hay que convivir con él, a base de paciencia, fortaleza y valentía para que no domine la conducta. Las ideas claras y las convicciones profundas son el camino para vencer ese temor. 

Decidir es formar un juicio verdadero tras un oportuno discernimiento sobre aquellas cosas que se presentan como dudosas o no se acaban de ver ciertas. Hay que aprender, requiere estudio, reflexión, valentía, sensatez, mente clara y voluntad despierta. Es importante evitar dos extremos: la temeridad y la cobardía. La vida se puede rehacer y recuperar la paz y la alegría cuando se educa la cabeza, la voluntad y el corazón. Otro requisito indispensable es la conexión con la realidad, el realismo. Conocerse a sí mismo, a los demás y las circunstancias que nos rodean en el presente. 

Un compromiso será eficaz si está precedido de madurez personal, libertad y sentido de responsabilidad. Requiere tener una ordenada jerarquía de valores. Vencer el riesgo supone carácter, fuerza de voluntad, iniciativa y afrontar el futuro con esperanza es decir con serenidad, ilusión y optimismo. 
La valentía en la toma de decisiones es la capacidad de superar los obstáculos y dificultades que al inicio pueden verse como insuperables. Hay que evitar el sentimentalismo de exaltar la emoción como principio del obrar. Las decisiones se toman con la cabeza y en ellas se pone el corazón. La virtud es la fuerza que capacita para responder a las situaciones arduas que se presentan. El cultivo de la virtud es una ayuda fructífera en el camino de la decisión. La prudencia es la guía certera para discernir. Enseguida se debe juzgar en conciencia. Después deliberar para llegar a la decisión propiamente dicha que cuenta con la experiencia propia y el consejo de los expertos que ayudan también a prever las consecuencias de la propia conducta. 

La sensatez supone actuar con responsabilidad y cordura. Hay que formar la conciencia, tener claridad de que el fin no justifica los medios y asumir el compromiso con fidelidad. La resiliencia como capacidad de resistir la adversidad y de sobreponerse a ella, facilita la coherencia en el comportamiento, especialmente en las relaciones interpersonales. Siempre existen dificultades, se trata de no exagerarlas y de saber rectificar cuando uno se equivoca. 

Cuando la mirada está en la meta es más sencillo cambiar las actitudes insolidarias y buscar siempre la honradez personal. La esperanza lleva a confiar en Dios y recuperar la visión optimista de la vida. A pesar de la propia pequeñez el cristiano tiene por delante un panorama extraordinario: un auténtico mar sin orillas. Por eso encara el futuro con espíritu deportivo: todo tiene arreglo cuando se es humilde y se cuenta con la gracia divina. 

Es una lectura que recomiendo ampliamente. Está dirigida en primer lugar a los jóvenes pero puede ayudar a todos. Cuando aparece el miedo, el riesgo, la dificultad, el cansancio, el pesimismo, estas sugerencias son magníficas para atreverse a decidir.

Autor: Marcela Navarro Hernández, México
Fecha de actualización: Sep 2022