
Esta cuarta novela de Almudena Grandes (Madrid, 1960) es fundamentalmente frívola y sensual. Se describe la vida corriente de cuatro mujeres, cercanas ya a los cuarenta años, y que trabajan en un proyecto común: un Atlas de geografía humana. Pertenecen a un gran grupo editorial y van a emplear cerca de tres años en llevar a cabo el trabajo. Las cuatro mujeres (Ana, Rosa, Marisa y Fran) nos cuentan su vida (algo de su infancia, adolescencia, y, especialmente, sus aventuras amorosas) en primera persona, y de un modo muy deshinibido. Las historias se sitúan en el Madrid de los años noventa. Se abordan los temas habituales: amor, amistad, sexo, pasiones, etc. A su edad crítica ¿qué hacer con la vida?, se preguntan prácticamente todas.
Ana se casó y fue madre muy joven y, ahora, su hija Amanda, con 17 años, vive con su padre Félix, en París, mientras Ana intenta rehacer su vida en Madrid. Le gustaría volver a enamorarse locamente, como cuando era adolescente; sólo hace falta encontrar un hombre adecuado. Rosa está casada con Ignacio y tiene dos hijos, pero siente que su vida ya no le gusta, ya no le interesa, ya no siente lo mismo por su marido ni por sus hijos. Por eso, no duda en mantener una relación amorosa con un fotógrafo, que no sabe realmente a donde le llevará. Fran es la jefe del proyecto. Está casada con Martín. Durante un tiempo simpatizaron con el comunismo. Ahora Fran ha conseguido que su marido le cuente toda su azarosa vida sentimental. Marisa es la más tímida, la más solitaria y aburrida del grupo. Es la informática. No se valora y pasa sola las fiestas, navidades, vacaciones, cumpleaños, etc. Tiene de todo, pero no tiene marido de momento, quizá al final...
Las cuatro amigas están muy unidas y se van contando todas sus aventuras amorosas, que ocupan la mayor parte de la novela. Las cuatro reducen el amor al sexo, y juzgan a las pesonas con criterios puramente físicos, sin valorar los aspectos más íntimos y espirituales. Para ellas la fidelidad no tiene mucha importancia, por lo que son frecuentes los amantes. Una de ellas realiza un aborto. La escritora utiliza, con frecuencia, un lenguaje muy soez y basto, e introduce en la narración, normalmente en monólogos, pasajes eróticos bastante extensos.